La refinación de petróleo en Cuba se inició en la década de 1890 en el barrio de Regla, La Habana, cerca del puerto donde actualmente se ubica la refinería Ñico López. Desde 1882, John D. Archibold, agente de Standard Oil Company, llegó a un acuerdo con Enrique Conil, comerciante en Cuba, para aportar el capital de una nueva sociedad, West India Oil Refining Co. En 1895, la refinería se trasladó al puerto de La Habana y, con los años, se amplió.
En 1922, Esso adquirió el 100 % de la propiedad de esta refinería. En 1951 se creó una subsidiaria panameña de propiedad absoluta de Standard, Esso Standard Oil S.A. (Essosa), “para hacerse cargo de las operaciones de Standard en la cuenca del Caribe y con sede en La Habana, Cuba”. A principios de 1960, Essosa operaba 18 divisiones, incluida una ubicada en Cuba.
En 1957 se realizó una inversión para ampliar la capacidad de la refinería de 9 300 a 34 500 barriles de petróleo crudo por día. Esso era propietaria de tres terminales oceánicas y siete plantas en puntos comerciales estratégicos en toda la Isla.
A fines de 1959, Essosa decidió trasladar su sede de La Habana a Coral Gables, Florida. En parte, “la medida tenía la intención de evitar la imposición de un impuesto cubano a sus actividades”, pero también estaba motivada por “la preocupación de que el gobierno cubano pudiera ejercer jurisdicción sobre todos los activos de Essosa, en caso de intervención o expropiación. Esta misma preocupación también llevó a Standard a decidir en enero de 1960 escindir los activos no cubanos de Essosa”, refiere el archivo del caso Exxon Corp. v. United States de 1986.
El 27 de junio de 1960, Essosa incorporó Essosa Ltd. en Nassau. El 30 de junio de 1960, Essosa se reorganizó y transfirió los activos no cubanos a Essosa Ltd. Después de la reorganización, Essosa retuvo solo sus activos cubanos que tenían un patrimonio neto de aproximadamente $28 millones de dólares.
El 1ro. de julio de 1960 Esso fue expropiada tras negarse a refinar petróleo procedente de la extinta Unión Soviética que el gobierno cubano había negociado directamente en un acuerdo de comercio de febrero de ese año. Al día siguiente, la empresa declaró al New York Times que “la ampliación de la refinería no se había hecho pensando en refinar crudo soviético”. Una carta del entonces embajador de Estados Unidos en Cuba, Philip Bonsal, al Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos reconocía “que una negativa de […] parte [de las empresas] a refinar el crudo ruso en Cuba sería coherente con la política general de los Estados Unidos hacia el gobierno cubano” y que “las empresas probablemente no habrían asumido esa actitud sin el aliento” de su gobierno.
En mayo de 2019 Exxon Mobil (empresa dueña de la reclamación de Essosa) presentó una demanda en un tribunal federal de Estados Unidos contra las empresas cubanas Cimex y Cuba Petróleo por valor de $280 millones de dólares. En agosto el gobierno cubano anunció que se defenderá en las cortes estadounidenses.