La corporación West Indies Sugar fue establecida en el estado de Delaware, Estados Unidos, en 1932. La reclamación ante el gobierno cubano se presenta por la pérdida de las siguientes corporaciones en la Isla: Compañía Central Altagracia S.A., Miranda Sugar Estates, Compañía Agrícola Hato del Medio S.A., Compañía Oriental Agrícola y de Almacenes S.A., Cañera Cruces S.A., Compañía Agrícola Maibio S.A.
El registro muestra que las subsidiarias cubanas poseían y operaban cuatro ingenios azucareros, un sistema ferroviario completo con 290 millas de vía, una red de caminos, un sistema telefónico y plantas eléctricas para los ingenios y los bateyes circundantes en los que estaban ubicadas residencias de la compañía para trabajadores, tiendas, escuelas, hospitales, iglesias, teatros y un almacén en Santiago de Cuba.
El central Altagracia fue fundado en 1916 por la Compañía Central Altagracia S.A. y el Central Miranda fue establecido en 1917 por la Miranda Sugar Company. Este era el noveno grupo azucarero más poderoso del país, según refiere el libro Las empresas de Cuba 1958, de Guillermo Soler. En diciembre de 1938, un reporte del New York Times situaba en $186 779 dólares las ganancias netas de la corporación. En 1943, era de $2 516 48 dólares. La Compañía Central Altagracia S.A. era dueña, al mismo tiempo, de los centrales Alto Cedro, Palma y Santa Ana.
Un reportaje publicado por la revista Bohemia en abril de 1951 señalaba las afectaciones a los campesinos de la zona por parte de los grandes centrales azucareros. “La ambición de poseer doce caballerías más de tierra para sembrar caña ha llevado a la Compañía Altagracia S.A., división del Central Miranda, a envenenar, por maceración de resinas vegetales, las aguas del arroyo ‘La Pimienta’, en Palma Soriano”. La empresa había cortado los árboles y los había tirado al arroyo, que había recibido la resina venenosa y provocado la muerte de una parte del ganado.
En 1960, la junta directiva de West Indies Sugar Corp., después de la expropiación de sus cañaverales en junio de 1959, propuso la liquidación completa de la compañía. Entre 1957 y 1960, “los activos de la compañía se habían reducido de $57 millones a casi nada”, cuenta el periodista Kevin Phillips en su libro American Dynasty. El abuelo del expresidente estadounidense George W. Bush era miembro de esa junta directiva.