La Cuban Electric Company se creó de acuerdo con las leyes del estado de Florida, Estados Unidos, en 1927, según refiere la reclamación interpuesta ante el gobierno cubano.
En 1960 tenía 3 600 011 acciones en circulación, de las cuales el 87 % eran propiedad de American & Foreign Power Company Inc. (AFP) y el resto era propiedad de otras personas cuyas direcciones se encontraban en Estados Unidos.
Una nota del New York Times, fechada en junio de 1925, decía que la American & Foreign Power Company se había organizado en 1923 para la adquisición de utilidades de servicios públicos en Guatemala, Panamá y Cuba, y que en su primer cierre financiero anual reportaba ingresos por más de $6 millones de dólares. De hecho, “la inversión extranjera en servicios eléctricos fue el componente más importante de la inversión extranjera directa de Estados Unidos en la última mitad de la década de 1920”, según un artículo publicado por William J. Haussman, profesor de Economía de la Universidad de William & Mary en Williamsburg, Virginia.
Un año antes, en 1922, Henry W. Catlin, de la empresa General Electric, había llegado a Cuba con $8 millones de dólares para comprar la mayor parte de la primitiva red eléctrica existente. En 1923 adquirió la entonces Compañía de Electricidad de Santa Clara, propiedad de Gerardo Machado, quien recibió una donación de $500 000 dólares para su campaña electoral del año siguiente.
Como presidente de Cuba, Machado adoptó medidas para desestimular económicamente a las empresas eléctricas independientes que quedaban. Su hermano, incluso, llegó a proponer al Congreso una concesión a perpetuidad para la Cuban Electric Company y la exención de todos los impuestos, lo cual no fue aprobado. Los consumidores de electricidad cubanos pagaban el doble de lo que se pagaba en las ciudades de América Latina. Aunque las tasas de pago se fijaban por parte de los municipios y gobiernos locales bajo la Ley Orgánica Municipal, entre 1922 y 1929 los municipios enviaron 46 resoluciones para disminuir el precio y todas fueron vetadas por Machado. Antes de la caída de Machado se habían sucedido varias huelgas de consumidores. Algunas de ellas sugerían a los usuarios no pagar las facturas.
En diciembre de 1933, luego de la caída de Machado, el presidente Ramón Grau San Martín disminuyó los precios de la electricidad en un 45 %. Tras los cien días del gobierno de Grau San Martín, su sucesor, Carlos Mendieta, devolvió la Cuban Electric Company, que estaba en manos de los obreros cubanos, a la American & Foreign Power Company y prohibió las huelgas.
Para 1960, Cuban Electric Company proporcionaba más del 90 % de toda la electricidad que se vendía en el país y suministraba gas manufacturado en La Habana. Solo entre 1950 y 1959, la compañía invirtió $189 192 603 para la construcción de instalaciones adicionales y mejoras de las existentes. Un total de 6 619 millas de líneas eléctricas de todos los voltajes estaban en servicio en toda la Isla a fines de 1959.
La empresa operaba dos sistemas eléctricos –el Sistema Occidental y el Sistema Oriental– y tenía presencia en casi todas las provincias del país. El Sistema Occidental era el más grande e incluía la ciudad de La Habana. El Sistema Oriental se centraba alrededor de Santiago de Cuba.
En las afueras de La Habana, en la carretera Rancho Boyeros, la compañía era propietaria del Centro de Servicio de Capdevila, que contenía las oficinas generales de la empresa, un garaje, una tienda de medidores eléctricos, una tienda de medidores de gas, transformadores, talleres mecánicos y de carpintería, un almacén central y tiendas. También poseía nueve unidades de energía móviles y aproximadamente 425 camiones y jeeps.
El sistema de gas manufacturado de La Habana consistía en una planta de generación, con capacidad de almacenamiento, refuerzos de calles y un sistema de distribución. El sistema de distribución tenía 230 millas de red eléctrica y atendía a aproximadamente 55 000 clientes.
La compañía era parte del fabricante de papel y celulosa Boise Cascade Company (que también tiene un reclamo a Cuba de $11,747 millones). Boise Cascade y la parte que tenía la subsidiaria con una participación mayoritaria en Cuban Electric Company se convirtió en la empresa Office Max, que luego se fusionó con Office Depot en 2013, empresa con sede en Boca Raton, Florida, y actual propietaria de la certificación.